La época barroca produjo un arte que respondía al "horror vacui" (miedo al vacío). En términos metafísicos el impulso del arte nacía del miedo existencial que suscita la nada, la muerte, el olvido. Había que llenarlo todo y por eso los retablos barrocos de las iglesias se colmaron de columnas, adornos, imágenes, decoraciones doradas. Pero en estilo más campechano y aplicándolo a esta materia podemos relacionar el horror vacui con la flojera que da el papel en blanco. De hecho, en mi experiencia como escritor y como profe de redacción es claro que uno de los problemas más importantes de la escritura es el inicio del texto, la falta de ideas. "No se me ocurre nada, prof.", es un coro habitual en las aulas.
Hoy trabajamos una técnica para superar ese vértigo inicial. Es la técnica de la w y consiste en hacerse preguntas clásicas antes de iniciar el proceso de escritura: cuándo, dónde, por qué, para qué, cómo? Esas preguntas son un trigger para la imaginación y nos descubren posibilidades de información para el desarrollo de un contenido. Son como hipervínculos que al clicarlos nos conducen a sitios que no habíamos previsto.
Hacerse preguntas para empezar a escribir. Ésa sería, en esencia, la clave. Y no es raro que al hacernos esas preguntas descubramos no sólo tipos de información sino perspectivas diferentes desde las que abordar el tema. La técnica, además, puede ser aplicada a nuestra forma de leer y buscar información en internet. Nos puede hacer más astutos, creativos y versátiles como intelectuales.
Decía un viejo adagio que si quieres acabar con el hambre de un pobre no le ofrezcas una cesta de pescados. Regálale mejor una caña y enséñale a pescar. La técnica de la w puede ser una caña excelente con la que pescar ideas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario